Independientemente de las creencias de cada uno, creo que hay tradiciones que por lo divertido, lo entrañable y lo bien que se lo pasan los niños, no deberían perderse, una de ellas es poner el belén. Recuerdo que en mi infancia uno de los momentos más felices era cuando en los días previos a la navidad se ponía el nacimiento. Preparar el musgo, la arena, el rio de papel aluminio, los animales, gallinas tan grandes como vacas, ovejas más grandes que los pastores, el niño más grande que los padres… Así que con la excusa de tener niños pequeños este año hemos recuperado esa tradición.
Cada cual es libre de darle el significado que quiera, pero uno se lo pasa como un enano colocando casas, pastores, ríos, ovejas, caminos, camellos …
un hermoso pura sangre junto al río:
pero también hay que trabajar, por ejemplo acarreando leña:
la naturaleza se abre paso incluso en miniatura:
y el resultado es este:
cabra-ovejas u oveja-cabras paciendo:
que buena pinta, pan recién hecho:
y una hermosa yegua en el prado:
los camellos con sus majestades llegarán ya en enero.
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