Una de las formas de conservar el tomate para el invierno que más me gusta es conservarlo como tomate frito. Para ello partimos de tomates bien maduros y lavados y un par de cebollas. Pelamos y picamos las cebollas y las ponemos con un poco de aceite en una cazuela,
cuando estén ligeramente doradas, se añade el tomate partido y si se quiere escurridos, lo que ahorrará tiempo de cocción. Se deja a fuego medio-suave hasta que el tomate esté bien blando y haya evaporado bastante agua,
después se pasa por el pasapuré y se vuelve a poner al fuego para rectificarlo de sal y azucar,
finalmente, cuando tiene la textura que queremos, lo envasamos en tarros de cristal previamente esterilizados, y lo ponemos en una cazuela con agua al fuego, dejándolo hervir unos veinte minutos, tras lo cual se dejan los tarros en la cazuela hasta que enfríen.
Sólo quería apuntar que es importante lo de dejar los tarros a enfriar en la cazuela. Hace unos años, y pese a llevar haciendolo toda la vida, por querer acelerar el proceso me explotaron 3 tarros (por el cambio demasiado brusco de temperatura) y aunque afortunadamente sólo me produjo un par de pequeños cortes es algo a tener muy en cuenta.
Enhorabuena por el blog.
gracias por el apunte y por el comentario, un saludo
mmmmm.A mi salsa de tomate le añado un poco de vino blanco y una pizca de comino. 😛
gracias por el consejo culinario, cristina, tomo nota.
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